Durante siglos, el dinero ha sido el centro de nuestras transacciones, poder y confianza. Primero fueron las monedas de metal, luego los billetes, y más tarde los números en una pantalla bancaria. Pero hoy, el dinero ha vuelto a transformarse: el dinero digital ha llegado para quedarse, y su impacto redefine lo que entendemos por “valor”.

El dinero digital no es solo conveniencia, es independencia. Las criptomonedas eliminan intermediarios, ofreciendo libertad financiera y transparencia. Cada transacción queda grabada en una blockchain inmutable, visible para todos, pero controlada por nadie.
Este cambio no solo es tecnológico, es cultural: por primera vez en la historia, la confianza ya no depende de instituciones, sino del código.